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¿Yo, Memorizar la Escritura? ¡Seguro que estás Bromeando!


Hace unos meses compartimos un artículo titulado “Meditando en la Palabra sabia y duradera de Dios”, que hablaba sobre el valor de memorizar las Escrituras y luego aplicar los versículos en consejería bíblica. Vemos esto en el Salmo 1, donde Dios habla de las bendiciones que están al alcance de aquel que medita en Su Palabra.


“Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche! Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera” (Salmo 1:2-3).


Él dice que aquellos que piensan detenidamente en Su Palabra y la obedecen, van a prosperar espiritualmente en la vida. Todos los consejeros bíblicos definitivamente desean que sus amados aconsejados se caractericen por tener estas prácticas y prosperidad espiritual.


Nuestro Reto Vs. la Realidad

Con esta meta en mente, le decimos a nuestros aconsejados que memoricen las Escrituras para que puedan meditar en ella y ser bendecidos. Se los decimos como si fuera así de fácil y tratamos de animar su corazón desalentado al declarar: “como te sabes de memoria la dirección de tu casa (y estamos seguros de que sí se la saben), así también podrás memorizar un versículo de la Biblia.” Pero la mayoría de nuestros aconsejados necesitan ser animados de una forma más específica que ésta. Cuando empiezan a practicar esta una nueva disciplina espiritual, les ayudará seguir un método para tener un buen comienzo.


Método para Memorizar la Escritura

El siguiente método es usado por el ministerio “Los Navegantes”. Encontré que esta forma es muy útil para que mis aconsejados inicien por un camino exitoso de memorización efectiva de por vida.


1. Antes de empezar a memorizar un versículo, léelo en voz alta varias veces. Asegúrate de estudiar el contexto del versículo para determinar su verdadero significado. Recuerda que es la verdad la que nos hace libres (Juan 8:32), no lo que nos gustaría que la Biblia dijera.


2. Cuando comienzas a memorizarlo, apréndete el título del tema, la cita y la primera frase como una unidad. Tener un título para cada versículo le ayuda a tu mente a recordarlo justo cuando se presenta una necesidad específica relacionada al tema. Tú o algún amigo con el que estés hablando puede estar batallando sobre si una persona realmente puede tener “seguridad de salvación.” Si memorizaste 1 Juan 5:11-12 con el título de “seguridad de salvación” ciertamente te ayudará a ti y al Espíritu a traer esta verdad a tu mente cuando la lucha tiene que ver con la seguridad de salvación. También, otros han encontrado que una buena ayuda para recordar las primeras palabras del versículo es decirlas justo después de la cita. En el futuro, cuando digas de memoria el versículo, las palabras saldrán con facilidad de tu boca en el tiempo de necesidad.


3. Después de que repasaste el título, la cita y la primera frase varias veces con éxito, añade la segunda frase. Añade gradualmente las frases hasta que te sepas todo el versículo. No hay necesidad de acelerar el proceso dando bocados muy grandes. El trabajo que estás haciendo es valioso para esta vida y la que viene (1 Tim 4:7-8). Apréndete palabra por palabra de cada frase y del versículo completo. Cuando se presente la necesidad, esto te ayudará a recordar exactamente lo que la Palabra dice.


4. Repasa el versículo audiblemente siempre que puedas. Involucrar lo más que puedas de tu mente y cuerpo ayudará en el proceso de memorizar y repasar. Para muchas personas, su mayor problema es recordar dónde se encuentra el versículo en la Biblia. Ya que la cita tiende a desvanecerse primero de la memoria, dila dos veces, una antes del tema y otra al final del versículo.


5. Mientras memorizas y repasas el versículo, piensa cómo se aplica a tu propia vida. Memorizar no es un proceso mecánico de obtener algunas palabras en nuestras mentes, sino una disciplina espiritual que estamos pidiendo a Dios que use para cambiarnos (2 Corintios 3:18).


6. Siempre repasa el versículo en esta secuencia:

A. TEMA: “Seguridad de Salvación”

B. CITA: “Primera de Juan cinco, once al doce”

C. VERSÍCULO(S): “Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.”

D. CITA: “Primera de Juan cinco, once al doce”


7. Lo más crítico de memorizar las Escrituras es repasar, repasar, y repasar. El mejor momento para repasar una y otra vez el versículo es justo después de citar el versículo entero (tema, cita, versículo, cita) sin errores. Después, repasa el versículo al menos una vez al día, preferiblemente varias veces al día. Entre más lo repases mejor será tu retención.


8. El concepto más importante es el principio de sobre-aprender. El versículo no puede ser considerado como memorizado simplemente cuando ya se puede citar correctamente sino sólo cuando lo hemos repasado con tanta frecuencia que ya se ha integrado a nuestra memoria.


Francamente, admito que aprender este método me ayudó a tener un buen comienzo, que me ha permitido continuar memorizando la Palabra de Dios por más de 30 años, aun cuando se me dificultaba recordar mi propia dirección.


Preguntas para Reflexionar

¿Cómo les va a tus aconsejados memorizando y recordando los versículos que les asignas? ¿Cómo puedes ayudar a cada uno de ellos a introducir la Palabra de Dios en sus vidas para el uso provechoso del Espíritu?


Kevin Long (M.Div., M.S. Eng.) es esposo, padre, autor, pastor y consejero bíblico certificado. Ama servir a Cristo, su familia y a las iglesias que desean desarrollar ministerios que transforman.

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