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Salmo 57: Refugiándose en Dios

Actualizado: 16 ago





¿Qué significa refugiarse en Dios?


A lo largo de los últimos meses, el Salmo 57 me ha consolado y desafiado. Este me ha retado a pensar más específicamente en la siguiente frase: “…porque en ti ha confiado mi alma”. Esta es una idea frecuente en la Escritura, pero conforme he ido luchando para responder de una manera bíblica a las circunstancias de la vida, comencé a preguntarme, “¿cómo se ve en mi vida el refugiarme en Dios de manera práctica? Y ¿cómo puedo ayudar a otros a entender lo que esto conlleva de una manera tangible?” Aquí hay algunas reflexiones a considerar respecto a lo que significa refugiarse en Dios.


Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí,

Porque en Ti se refugia mi alma;

En la sombra de Tus alas me ampararé

Hasta que la destrucción pase.

Clamaré al Dios Altísimo,

Al Dios que todo lo hace para mí.

Salmo 57:1-2 (NBLA)


Volver a Dios


En primer lugar, refugiarse en Dios significa que nos volvemos hacia Él. Esto significa alejarnos de refugios falsos —todas las formas familiares y autosuficientes en las que buscamos resolver o escapar de los problemas de la vida. Debemos arrepentirnos de esas cosas, tales como el control, la perfección, manipulación, aislamiento, enojo, pensar obsesivamente y la evasión. En lugar de eso, clamemos a Dios.

En nuestra angustia necesitamos hablar con Dios. Necesitamos derramar nuestros corazones a Él (Salmo 57:2). Necesitamos hablarle sobre nuestra situación y cómo estamos respondiendo a ella. Necesitamos confesar nuestras respuestas pecaminosas. Necesitamos compartir abiertamente con Él nuestras preocupaciones y nuestros temores. Él ya lo sabe, pero nuestras almas necesitan hablar con Él. Necesitamos clamar por misericordia.


Recordar el carácter de Dios


En segundo lugar, refugiarse en Dios significa recordar activamente el carácter inmutable de Dios. Significa revisar las verdades que conocemos sobre Dios, especialmente aquellas que nos dan esperanza en la situación específica. ¿Sentimos que no somos amados? Él es quien ama con amor incondicional. ¿Otros nos han traicionado? Su fidelidad permanece para todas las generaciones. ¿Nos sentimos temerosos y sin control? Él es soberano, el Creador omnipotente. Nada es demasiado difícil para Él. La Palabra de Dios nos da muchas imágenes diferentes para ayudarnos a entender a Dios y confiar en Él más plenamente. Busquemos en las Escrituras estas imágenes. ¿Cuáles son las más útiles para ti? Personalmente, regreso una y otra vez a dos imágenes: Dios, la Roca eterna, que es estable en medio de mi inestabilidad (Salmo 18:1, 31), y Dios, el cuidadoso, protector, y siempre presente Pastor (Salmo 23, Isaías 40:10-11).


Estudiar las Promesas de Dios


En tercer lugar, debemos estudiar intencionalmente las promesas de Dios. Dios es fiel. Él no puede mentir. Él cumplirá cada promesa que ha hecho. ¿Cuáles de las promesas de Dios son las más alentadoras para tu situación en específico? Él nunca nos dejará ni nos abandonará (Deuteronomio 3:1-8). Él ayudará a Su pueblo (Isaías 41:10). Él perdona el pecado completamente (Salmo 103:11-12, 1 Juan 1:8-10). El Señor promete estar cerca de los quebrantados de corazón (Salmo 34:18) y dar fuerzas al cansado (Isaías 40:29). Necesitamos revisar estas ricas promesas a menudo. En medio del sufrimiento, a veces otras voces parecen más fuertes que la voz de Dios. Olvidamos que Dios nos está hablando una palabra personal a través de las palabras de la Biblia. Debemos elegir creer que estas promesas específicas se aplican a nosotros en nuestras circunstancias específicas.


Reconocer nuestra dependencia de Dios


Ahora, refugiarse en Dios significa que reconocemos nuestra dependencia en Él. Tendemos a ser autosuficientes naturalmente, pero el sufrimiento nos despoja de las ilusiones de poder y control. En 2 Crónicas 20:12, Josafat expresó su dependencia de Dios: “…no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti”. Como Josafat, nosotros también nos encontramos en situaciones en las que somos impotentes y no sabemos qué hacer. Nosotros también debemos depender de Dios. Durante el sufrimiento, nuestra necesidad se vuelve clara. Nosotros no sabemos cómo responder a las personas o circunstancias difíciles de una manera que glorifique a Dios. Necesitamos buscar sabiduría en la Palabra, la cual Él promete dar generosamente (Santiago 1:5). El sufrimiento también nos deja sintiéndonos débiles e indefensos. También debemos depender de Dios para recibir fuerzas. En nuestra propia fuerza, no podemos glorificarlo. Somos impotentes contra los peligros físicos de esta vida, contra las estrategias de Satanás y contra las tendencias pecaminosas de nuestros propios corazones. Pero Dios nos ha prometido que Su gracia es suficiente (2 Corintios 12:9-10). El mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos está obrando en nosotros (Efesios 1:20). Al comprometernos a depender de Su sabiduría y Su fuerza, encontraremos refugio.


Usar los Recursos que Dios ha Dado


Refugiarse en Dios también significa que usamos los recursos que Dios nos ha dado: la Palabra, la oración y la iglesia local. Nos aferramos al Señor a través de Su Palabra y la oración, pero no fuimos creados para recorrer la vida solos. Cuando Dios nos salvó, nos colocó en el cuerpo de Cristo. Debemos llevar las cargas los unos de los otros (Gálatas 6:2). Cuando experimentamos una profunda tristeza, clamamos a Dios, pero también nos acercamos a hermanos y hermanas en Cristo que pueden sentarse junto a nosotros, llorar con nosotros y orar por nosotros. Cuando tenemos necesidades físicas más allá de nuestros recursos, humildemente presentamos nuestras necesidades al cuerpo de Cristo. Buscamos la sabiduría de aquellos que son más maduros espiritualmente que nosotros. Una de las principales formas en que Dios muestra su amor y cuidado a Su pueblo es a través de Su pueblo. Nuestro propio orgullo, con su deseo de autonomía, fuerza y autosuficiencia, a menudo nos impide usar uno de los mayores recursos que Dios ha proporcionado para Su pueblo: la iglesia.


Someterse Humildemente


Finalmente, refugiarse en el Señor significa que nos sometemos humildemente a Su obra en nuestras vidas (1 Pedro 5:6-7). Uno de nuestros mayores obstáculos para confiar en Dios es, simplemente, que a menudo tememos que Él no nos dará todo lo que queremos. A veces tememos que el Señor no nos dará exactamente el tipo de ayuda que pensamos que es mejor. No queremos sufrir. Queremos alivio instantáneo. Sin embargo, Dios está haciendo cosas eternas. Uno de los propósitos del evangelio de Dios para las pruebas es perfeccionarnos y hacernos más como Cristo.


A menudo somos ciegos a nuestro pecado, y Dios utiliza las presiones del sufrimiento para exponer nuestros corazones (Deuteronomio 8:2). El sufrimiento se convierte en una oportunidad para preguntarnos: "¿En qué parte mi pensamiento es antibíblico? ¿Qué deseos egoístas impulsan mi comportamiento? ¿Qué se ha vuelto más importante para mí que Dios mismo?”

El fuego purificador de la aflicción es doloroso (Isaías 48:10), pero podemos confiar en Él y en el resultado de la aflicción diseñada particularmente (Romanos 8:28-29). Podemos admitir humildemente que Dios es más sabio que nosotros y que, como el Padre perfecto, Él realmente sabe lo que es mejor para nosotros. Él cumplirá Su propósito en nosotros. En la fuerte tormenta, podemos refugiarnos con seguridad bajo Sus alas hasta que pasen las tormentas de destrucción.


 

Sobre el Autor



Kim Anderson es esposa y madre de cinco hijos. Está involucrada como consejera laica en su iglesia Bethany Community Church.




 

Traducido por: Dara Luna



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