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Perseverando en oración a través del dolor


Sufrimiento y desesperación son realidades dolorosas para todos nosotros. Como era de esperarse, muchos de nosotros tendemos a responder a tristezas profundas con optimismo irrealista o con una negación incómoda. Pérdida o dolor pueden ser difíciles de abrazar, así que buscamos evitarlos. ¡Sé que esto es verdad no sólo por propia experiencia como consejero, sino también porque es mi propia tendencia! Nos resulta difícil afrontar el sufrimiento que experimentamos.


Es por eso que he encontrado el Salmo 88 de gran ayuda. El Salmo 88 nos enseña como perseverar a través del sufrimiento en oración. Es una canción que podemos aprender a cantar. Hablando del Salmo 88, Derek Kidner dice, “No hay orador más triste en los Salmos. Aquí, junto con otros lamentos, la parte del lector no tiene que ser la del espectador (cualquiera que sea su actual estado de ánimo) sino la de acompañar en oración a aquellos deprimidos o marginados, quienes en su estado mental ponen el salmo en palabras: palabras que son para ponerse en práctica”.


Así que meditemos acerca de cómo estas palabras pueden ser utilizadas en nuestras vidas.


1.1 Identificando el dolor

En los primeros 9 versículos, Heman explica cómo se siente, y nos dice que su experiencia de vida es como aquél que carece de luz. Su vida es como un muerto viviente: su descripción es permeada con imágenes de muerte y oscuridad; de aislamiento social, angustia psicológica y desamparo espiritual. La foto que visualizo al meditar en su descripción fue la de un barco inmerso en una tormenta brutal. Mientras las olas golpean continuamente contra el barco, éste se abruma y lentamente pero inevitablemente comienza a hundirse – hundiéndose hasta las profundidades más oscuras del océano. Heman está diciendo, esto es lo que me está sucediendo – me estoy hundiendo. Su alma se está hundiendo; su vida se encuentra sin luz.


Gracias a nuestra tendencia a evitar lidiar con el dolor, es importante para nosotros reflexionar en la descripción de Heman y ver si nos reflejamos. Necesitamos ver su miedo, su desamparo, su confusión – y como él, necesitamos llevar esos sentimientos ante el Señor. Necesitamos hablar con Dios acerca de nuestro sufrimiento, nuestra desesperanza y nuestro dolor. ¿Puedes hacerlo?


1.2 Orando y pidiendo

Heman se ha convertido en mi héroe porque después de poner su dolor en las manos de Dios, ¡él continua buscando a Dios! En el versículo 9b. dice, “Te llamo, Señor, todos los días; Extiendo mis manos hacia ti, Señor”. Esta perseverancia en oración, aún en medio del lamento, fue algo que el Señor Jesucristo quiso que sus discípulos supieran e hicieran (ver Lucas 18:1-8). A pesar de estar en tal dolor y sufrimiento, Heman continua orando. Cuando guardamos la parábola de Jesús, de Lucas 18 en la mente, sabemos que deberíamos mantenernos siempre en oración y no darnos por vencidos porque Dios (a diferencia del juez injusto) es sensible a nuestro llanto. Tu Padre Celestial escucha tu llanto incesante y cuando estás gritando de dolor, Dios lo sabe. Él escucha. Él se interesa.


Mientras continuamos leyendo el salmo, vemos que el llanto de Heman pidiendo ayuda, en el versículo 13, se convierte en un llanto pidiendo explicación en el versículo 14: “Oh Señor, a ti clamo; seguiré rogando día tras día. Oh Señor, ¿por qué me rechazas? ¿por qué escondes tu rostro de mi?”


El profesor de Biblia, Christopher Ash, dice que hay dos formas de hacer preguntas teológicas: ya sea que hagamos preguntas cómodas, o bien, incómodas. Hacemos preguntas cómodas cuando nos encontramos libres de sufrimiento; estas preguntas pueden hacerse de manera superficial y hasta, a veces, de manera insensible. Sin embargo, las preguntas incómodas, se hacen por aquellos que están en sufrimiento. Estas preguntas luchan con Dios en la oscuridad. Tú estás personalmente interesado en ese tipo de preguntas. Si alguna vez has experimentado el sufrimiento profundo, angustia, confusión espiritual o dolor, entonces no sueles hacer preguntas cómodas, tiendes a hacer preguntas incómodas. Heman hace preguntas asombrosamente incómodas.


1.3 Esperar en DIOS

Mientras nos acercamos al final del salmo, nos damos cuenta que Heman no va a obtener una respuesta. Incluso el último versículo termina sin resolución. La poesía hebrea, en el versículo 18, está fracturada, así que pudiéramos rehacer el versículo: “Me has quitado a mis compañeros y a mis seres queridos; la oscuridad es mi mejor amiga”. La última idea es un llanto desesperado. La poesía fracturada está probablemente destinada a señalar el estado, igualmente fracturado, en el que se encuentra el salmista; la poesía está destrozada así como él también lo está. Él termina en una nota oscura, por ahora, porque no tiene alabanza que ofrecer. Se detiene y espera. Espera la llegada del Dios de su salvación (versículo 1). Y algunas veces, es suficiente esperar. A menudo hablamos de temas que no quisiéramos. Pero es mejor esperar, a pesar de vivir con la posibilidad de sufrir sin consuelo. Entonces, esperamos por el Dios de nuestra salvación.


Este salmo es difícil de asimilar. Quiero un arreglo rápido, una solución simple. Pero este salmo me hace ir despacio, enseñándome que pueden haber largas temporadas de espera; y en esas temporadas de espera, es cuando puedo perseverar a través del sufrimiento en continua oración.


Finalmente, sería descuidado de nuestra parte terminar nuestra reflexión en este salmo sin pensar acerca del Único, que por último, lo canta. Esta canción de dolor fue compuesta por Jesús; ésta es Su canción antes de pasar a ser nuestra. “Los cristianos saben que Jesús tomó la oscuridad de la ira de Dios.” En nuestro dolor y depresión, podemos sentir que Dios nos ha abandonado – pero Él no lo ha hecho. Porque Jesús conoce lo más profundo de nuestra oscuridad, Dios el Padre estará siempre con nosotros en cualquier oscuridad que enfrentemos. Nuestro Padre está con nosotros, incluso cuando no podemos sentirlo. Él está con nosotros en la oscuridad, así que podemos hablarle, y podemos esperar en Él – perseverando a través del dolor en oración.


Preguntas de reflexión.

¿Cómo puedes aplicar el Salmo 88 a tu propia vida, o a la vida de tu aconsejado? ¿Cómo el salmista/orador te ha ayudado a perseverar a través del sufrimiento en el pasado?


Escrito por: Kyle Johnston

Traducido por: Jorge De León y Marcela Albarrán

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