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Esperanza en medio de un trastorno alimenticio



Los hábitos alimenticios desordenados y destructivos a menudo vienen acompañados de un sentimiento de desaliento. Este desánimo abunda para aquellos que se sienten atrapados en ciclos que han tratado incansablemente de vencer. El desaliento abunda en aquellos que se sienten impotentes en poder intervenir por sus seres queridos. Nosotros conocemos estos sentimientos muy bien. Krista padeció de un trastorno alimenticio por 10 años y David batalló para encontrar formas de ayudarla durante este tiempo. Nosotros conocemos la desesperación que puede venir con los trastornos alimenticios, pero también sabemos que la esperanza aún es posible. La esperanza no depende de cómo te sientes.


Cuando hablamos de pecados y penas que llegan a dominar en tu vida, solemos poner mayor énfasis en cómo nos sentimos con nuestro cambio. Si nos sentimos derrotados o abrumados, simplemente rendimos nuestra esperanza porque, ¿cuál es el punto de tratar, no? La esperanza se ve como un sueño tan lejano imposible de alcanzar. Y si es que tenemos un par de días buenos, nos ilusionamos de más y nuestra esperanza se vuelve ingenua. “Al fin pasé de la esquina”, decimos. Nuestros sentimientos positivos nos detienen en la búsqueda de esperanza sólida. La esperanza verdadera es un alto impulso para una recuperación perdurable.


La esperanza verdadera y duradera puede ser encontrada en 3 áreas:


La esperanza a través del testimonio de otros.


En ocasiones, mi recuperación se veía como una causa perdida (Krista). A veces me sentía derrotada porque llegaban conductas donde me abstenía de comer, aún cuando ya había tenido semanas de avance. En otras ocasiones, cuando ya sentía que mi corazón no se refugiaba en controlar las calorías, mis doctores comenzaban a preocuparse por mi pérdida de hueso.


Era tan desalentador escuchar que después de luchar tanto para mejorar, “tu estructura ósea es similar a la de alguien que te dobla la edad”


Era muy sencillo que todos los remanentes de esperanza se fueran ahogando dentro de mi corazón, cuando parecía que nunca podría liberarme realmente de las garras de mi trastorno alimenticio. Pero aún en mis puntos más bajos de mi estado emocional, podía recordarme de otras personas piadosas que habían batallado y experimentado la victoria a través de la Gracia y el Poder de Dios.


En mis tiempos de mayor pesar, yo, personalmente no había conocido quién hubiese superado esto, así que en verdad estaba agradecida por las historias que se compartían en los libros. Esto es, en parte, por qué David y yo redactamos nuestra historia en Table for Two: Biblical Counsel for Eating Disorders, New Growth Press, 2021 (Mesa para dos: consejería bíblica para trastornos alimenticios, New Growth Press, 2021)


Esperamos que pueda impulsar a otros para seguir peleando y que pueda educar a varios en cómo luchar bien.


La esperanza a través del apoyo de tus seres queridos.


Cuando Krista me compartió por primera vez sus problemas, no sabía cómo responderle o cómo ser de ayuda para ella.


Me sentía como tratando de ayudarla en un juego que yo solo estaba viendo desde la banca.


Mientras que había cosas que debí haber hecho de forma diferente, y por cierto hablamos de eso en nuestro libro próximo a salir (abril 2021), el rol más importante que tuve fue el de apoyo; estar presente, amarla, orar por ella, animarla y retarla era vital para su recuperación absoluta.


El Señor nos llama aLlevar los unos las cargas de los otros” (Gal 6:2) Hacer buenas preguntas, escucharla pacientemente, y ser empático con sus pesares y desilusiones fueron de alta ayuda para proveerle de fuerza y mantener la lucha en contra del pecado y la tentación y que siguiera en sufrimiento y dolor.


Esperanza hallada en la persona y obra de Cristo.


Al final nosotros sabemos qué podemos tener esperanza a pesar de nuestros sentimientos, porque ella está atada a Cristo. Pablo le dice a los Corintios que Cristo es nuestra santificación (1 Corintios 1:30 Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención”).


Cuando hablamos de la santificación, dentro de la tradición cristiana, nos referimos al proceso por el cual nos vamos haciendo cada vez más parecidos a la imagen de Cristo. Ser conformes a la imagen de Cristo es algo en lo que pensamos conforme vamos ejerciendo nuestra disciplina cristiana. Así que enseñamos y hablamos acerca de nuestro propio papel en nuestro crecimiento espiritual.


Comentamos acerca de las disciplinas espirituales como leer la Palabra, orar, adorar, ayunar y la mayordomía. Hablamos sobre nuestra responsabilidad de dar muerte al pecado ("Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría". Col. 3:5). Hablamos del crecimiento espiritual como nuestro deber. Esto, por supuesto es completamente verdad. Sin embargo, esto solo deja ver un lado de la moneda y se pierde el elemento clave que Pablo quiere comunicar sobre la santificación. Llamar a Cristo nuestra “santificación” es reconocerlo como el poder y la fuente de nuestro continuo crecimiento hacia la santidad. Sin Cristo, no puedo ser salvo y tampoco puedo crecer. Pero por Cristo, nosotros siempre tenemos la esperanza de poder cambiar, incluso si nuestros sentimientos dicen lo contrario.


La esperanza que está conectada con lo que sentimos siempre nos dejará pisando suelo inestable. Las emociones son fluctuantes y cambian rápidamente. Incluso, las emociones muchas veces pueden sugerirnos cosas que no son verdad. Por ejemplo, podemos sentir que Dios nos ha abandonado, pero la Biblia nos dice en Hebreos 13:5 “Nunca te dejaré ni te desampararé”.


Hay que aclarar que nuestras emociones no son irrelevantes, pero no siempre son certeras con la situación en la que nos encontramos. Encontrar esperanza en el testimonio de otros, el amor por parte de otros y en la persona y trabajo de Cristo, es tierra firme en la cual podemos avanzar.


Los sentimientos de desesperanza suelen estar en el campo de batalla de trastornos alimenticios. Nosotros vivimos varios años con olas constantes de desesperación hacia nosotros. Hubo ocasiones en las que Krista quiso rendirse y ceder ante sus hábitos destructivos. En ocasiones, David quería huir o simplemente ignorar la situación.


Nuestro matrimonio padeció durante esos años, y nuestra relación con el Señor estuvo en batalla. Pero conforme aprendimos a mirar a estas diferentes áreas de esperanza, fuimos capaces de prevalecer. No importa cómo te sientas, siempre hay esperanza en Dios (Jesús, mirándolos, les dijo: «Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible»Mateo 19:26).


¿Tú lo crees?



Pregunta para la reflexión

1. ¿Cuándo tienes la mayor confianza de que las cosas pueden cambiar?

2. ¿Cuándo tienes la menor confianza de ello?


Si tu esperanza se está debilitando, considera que tan conectado estás con estas tres áreas clave para recuperación: testimonios de otros, apoyo de tus seres queridos y Jesucristo. ¿Qué podrías hacer para ayudar a aumentar tu conexión con cualquiera de estos tres elementos?





Escrito por: David and Krista Dunham


Traducido por: Adriana Renné / Mariana Robles

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