En un mundo posmoderno debemos mirar solamente a Dios para definir quiénes somos.

Si los cristianos queremos pensar bien acerca de vivir fielmente a Cristo en un mundo postmoderno, debemos darnos cuenta de que estamos tratando con el cuestionamiento del lenguaje, el cuestionamiento del pensamiento y, en última instancia, el cuestionamiento de la realidad. Y este pensamiento ha impregnado casi todos los hilos de nuestra sociedad.
Podría decirse ahora que cualquiera que intente comprender la filosofía posmoderna y sus afirmaciones, rápidamente se sentirá frustrado. Podrías tener la sensación de que falta orden y conclusión. Y aquí está el asunto: esa es la cuestión. Se supone que no puedes dar sentido al marco porque el mismo sistema es escéptico de los marcos.
Un texto absoluto en una época relativa
Con todo, la intención de Dios es que las personas reciban Su Palabra objetivamente y se sometan a ella. No existe una categoría bíblica para analizar la Palabra de Dios, cuestionarla, ser escépticos y aportar nuestras propias experiencias y conocimientos culturales. No, la Palabra de Dios afirma ser divinamente inspirada y autoritaria, y nosotros debemos aplicarla. Nosotros no somos el estándar para juzgar la Palabra de Dios, la Palabra de Dios es el estándar para juzgarnos a nosotros.
No nos acercamos a la Biblia críticamente; nos acercamos a ella voluntariamente dispuestos a conformarnos a ella. ¿Por qué? Porque es la inmutable Palabra de Dios (Isaías 40:8, Mateo 24:35).
El primer posmodernista
No podemos transigir con su Palabra. Debe ser una colina en la que la iglesia muera. Porque este es el asunto, Satanás es un perro viejo y los perros viejos no aprenden trucos nuevos. Foucault, Derrida y Lyotard no fueron los primeros en la historia de la humanidad en sembrar el escepticismo en las palabras, y el día en el que vivimos no es la primera vez que se ha puesto en duda la Palabra de Dios.
Vemos esto desde el principio de la historia humana, con la serpiente en el jardín del Edén con Adán y Eva.
Considera la revelación de Dios en Génesis 2:15-17: «El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo labrara y lo El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Y el Señor Dios ordenó al hombre: «De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás».
Esta es una revelación objetiva directamente de la boca de Dios a Adán. Génesis 1 y 2 dejan algunas cosas muy claras. Dios es el Creador; Dios está al mando. Adán se somete; Adán es dependiente.
Dios nos interpreta
Adán tiene un medio con el cual se da sentido a sí mismo, para entender su propósito, para dar sentido al mundo en el que ha sido puesto, para entender a la esposa que se le ha dado, y ese medio es la revelación hablada de Dios. Véase Jeremy Pierre, La Dinámica del Corazón en la Vida Cotidiana: Conectando a Cristo con la Experiencia Humana (Greensboro: New Growth Press, 2016), 126-128.
Y no deben cuestionar la Palabra de Dios, criticarla o cambiarla y adaptarla para que encaje en el contexto de su situación cultural. Están llamados a recibir Su Palabra y obedecerla. Punto.
Lo que Dios diga sobre ellos, deben aceptarlo. Lo que Dios dice que hagan, lo deben hacer. Lo que diga que no coman, no deben comerlo. No hay relativismo; no hay subjetividad. No está abierto a interpretación. No, esto es objetivo y es absoluto, y Adán y Eva deben someterse a ello con gusto.
¿Qué queremos decir cuando afirmamos que la verdad es objetiva y no subjetiva? Cuando decimos que la verdad es subjetiva, queremos decir que estamos permitiendo que nuestros propios sentimientos, intereses, motivos y deseos intervengan en la interpretación de los datos. Cuando decimos que la verdad es objetiva, queremos decir que nada de lo que llevamos dentro puede influir en ella. La verdad es lo que es, independientemente de lo que uno sienta al respecto. Así es como Adán y Eva debían tratar la Palabra de Dios.
El truco más antiguo de Satanás
Pero fíjate en lo que dice la serpiente cuando entra en escena. Mira Génesis 3:1: «¿Conque Dios les ha dicho....». La serpiente tienta a Eva para que cuestione la Palabra objetiva de Dios. No: «¿Existe realmente Dios?», sino: «¿Conque Dios les ha dicho: “No comerán de ningún árbol del huerto”?». Y tergiversa la Palabra de Dios porque Dios nunca dijo que no podían comer de ningún árbol del jardín. Mira Génesis 2:16. Dios en realidad dijo: «De todo árbol del huerto podrás comer», excepto de uno.
Así que Satanás, al poner en duda la legitimidad de la Palabra de Dios y tergiversarla, siembra con éxito el cinismo en la mente de Eva sobre la precisión de la Palabra de Dios y su capacidad para conocer Su Palabra. No la tienta para que cuestione su creencia en Dios, sino su capacidad para conocer lo que ha dicho y saber lo que quiere decir. Se cuestiona la autenticidad de la Palabra de Dios y se cuestiona su interpretación de la misma. ¿Ves esto?
El posmodernismo y uno mismo
Entonces, ¿qué tiene que ver esto con la forma en que las personas hoy en día se interpretan a sí mismas y al mundo en que viven? Bueno, en pocas palabras, tiene todo que ver. El movimiento LGBTQ+ moderno y el auge de la transexualidad, junto con todos sus componentes destructivos, pueden prosperar porque el pensamiento posmoderno se ha convertido en el marco epistemológico normal de la sociedad occidental. La impactante declaración: «Soy una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre», sólo tiene sentido en un mundo en el que las personas se miran a sí mismas y a la cultura que las rodea para interpretarse, en lugar de mirar a la revelación objetiva de Dios para definirse.
Dado que las personas suprimen la clara verdad sobre Dios en la injusticia (Romanos 1:16) y persiguen sus propias pasiones pecaminosas mientras siguen a Satanás y el curso de este mundo (Efesios 2:2-3), debemos mirar sólo a Dios para que nos restaure y nos defina.
Un nuevo yo en un mundo roto
Pero gracias a Dios, que a pesar de las mentiras que diga el espíritu de esta época, Dios ha preparado su plan para redimir y restaurar a la humanidad desde antes del comienzo de los tiempos, y ha llevado a cabo este plan en su Hijo, Jesucristo (Apocalipsis 13:8; Colosenses 1:26-27). En Cristo, Dios renueva y restaura nuestro ser. Lo hace cuando «se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Aquel que lo creó» (Colosenses 3:10).
Y así como Dios interpretó a Adán y Eva en Génesis 1-2 y definió su significado y propósito, ha definido para nosotros, sobre quien ha llegado el fin de los tiempos (1 Corintios 10:11), exactamente cuál es Su meta para el nuevo yo: ser conformado a la imagen de su Hijo, para que sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29). Que podamos señalar a los muchos «yoes» rotos en la cultura rota al Dios que los hizo, los define y se deleita en restaurarlos.
Acerca del Autor

Kent Langham es el pastor asociado de The Cross Church en Pensacola, FL. Él y su esposa Molly han estado casados durante seis años y tienen tres hijos. Kent recibió su Doctorado en Ministerio Educacional en Consejería Bíblica del Seminario Teológico Bautista del Sur en 2023.
Traducción de: Cynthia Zamarrón
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