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De qué manera el evangelio transforma nuestros temores (Parte 3)



DE QUÉ MANERA EL EVANGELIO TRANSFORMA NUESTROS TEMORES (Parte 3)


BCC Staff: Esta es la parte final de una serie de 3 partes usando 1 de Pedro para abordar los temores y las preocupaciones de la gente a medida que contemplan lo que escuchan en las noticias diarias. En la parte 1 y 2, los primeros tres principios para lidiar con el temor y la preocupación fueron:

  • Tenemos una “esperanza vida” por la resurrección de Jesús.

  • Tenemos una herencia celestial que nunca puede ser disminuida.

  • Hay belleza que se revela en una fe probada.

La publicación de hoy ofrece un principio más, con aplicación sugerida para la situación de “María”.


Verdad #4: El temor al Señor nos ayuda a vencer otros temores


Pedro escribe “Y si invocan como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse en temor durante el tiempo de su peregrinación” (1 Pedro 1:17). Una preocupación por un vivir santo (reflejando el carácter de Dios en todas las situaciones) es motivado, por lo menos en parte, al reconocer nuestra responsabilidad delante de nuestro Santo padre celestial (1 Pedro 4:17–18). Aunque el temor del Señor es a menudo definido como “respeto” el término bíblico de la frase sugiere una definición mucho más rica. El temor del Señor es una combinación de:

  • Asombro: un sorprendente asombro de quien Dios es.

  • Aprehensión: un deseo del Corazón de no ofender a Dios.

  • Apreciación: un impresionante deseo de gratitud por la gracia, la misericordia y el amor de Dios.

“Temor reverente” es una frase usada para comunicar como Pedro se basa en las frecuentes referencias del Antiguo testamento al “temor del Señor” empacado en esta frase hay una sorpresa para aquellos que tienen dificultad con los temores paralizantes. Aunque no parezca obvio al principio, cultivar el “temor del Señor” de hecho nos ayuda a superar otros temores.


Aunque los elementos de asombro y aprehensión podrían sentirse intensos a veces, el elemento de apreciación siempre lleva nuestra atención a las bendiciones asociadas con el temor del Señor.


El temor del Señor nos fortalece para lidiar con “el temor de malas noticias” porque nos empuja a confiar en Él (Salmos 112:7) al igual que a abrazar su Palabra (Salmos 111:10112:1). El temor del Señor nos da ambos, la humildad y la valentía para responder a las malas noticias con confianza en la dirección del Señor.


Aplicando esta verdad en la vida de María


El temor alimentado por las malas noticias puede tentar a las personas a responder de maneras impías: Azotando en ira, mintiendo, robando, etc., porque dentro de un razonamiento enmarcado dentro del temor, la meta es asegurar lo que ellos creen que es mejor para ellos. Las expectativas o propósitos de Dios son hechos a un lado. María es alguien que no ha cultivado el temor del Señor en su vida como creyente. Ella a menudo reacciona a las situaciones aterradoras azotando en ira. Cuando María escucha un reporte de noticias locales acerca de propuestas de cambio a las credenciales que ella necesita para el trabajo, ella se da cuenta de que será necesaria más educación para mantener su trabajo, y se vuelve intratable, de mal humor e “insolente” con sus compañeros de trabajo. A menudo se le oye hablar mal en los grupos de interés-especial que están insistiendo en los cambios y de los legisladores que los están escuchando. María teme lo que podría pasar con su sustento. Pero sin cultivar el temor del Señor, ella no duda en responder de maneras pecaminosas. ¿Como puede su Pastor ministrarle?


Sería muy bueno si María reconociera sus temores como tal. Su temor revela lo mucho que ella ha puesto su seguridad en la manera en cómo está manejando su vida. A medida que puede vivir como desea, ella está relativamente cómoda. Pero con ese punto de vista, ella también se está haciendo así misma vulnerable, porque no puede controlar todas las variables que afectan su vida (como los legisladores que son arrastrados por grupos con interés-especial) esto será una revelación significativa de lo que está sucediendo en su corazón. A más de esto, ella puede ser recordada que su estilo de reaccionar con ira es inapropiado e inefectivo. Cuando ella hace esto, no es la santidad de Dios lo que le preocupa, ella podría experimentar su disciplina, por ejemplo, en forma de reprimenda o aun siendo despedida de su posición. Confiar en Dios con los cambios que vienen en su carrera y responder a otros de una manera piadosa, a la larga va a producir mejores resultados para ella.


Conclusión: Dios puede transformarnos a través de nuestros temores


En un mundo caído nunca van a faltar las razones para estar en temor. Cuando los temores inspiran diligencia responsable y precaución sin comprometer la santidad de Dios, son apropiados. Sin embargo, cuando los miedos de amenazas actuales o futuras sobrecoge e inmoviliza las personas en nuestras congregaciones, los temores son inapropiados, porque crecen de la sospecha de que Dios no es tan poderoso como dice que es o no es tan confiable como él dice que es. “Los temores [inapropiados] son un ateísmo momentáneo que niega la bondad de Dios, su habilidad y su plan. Reduce la majestad y el poder de Dios en nuestro corazón y lo encoge como alguien que es efectivamente impotente.”


Debemos animar a las personas temerosas y ansiosas a huir de sus temores. En su lugar podemos presentarles esta pregunta: “¿Qué revelan tus temores acerca del entendimiento que tienes de Dios? Luchar con estas preguntas los prepara para la transformación. La transformación ocurre a medida que los temores ilegítimos son reemplazados por el poderoso temor del Señor, que produce valentía, gozo, obediencia y perseverancia. Con estos resultados, es claro que el espíritu de Dios descansa sobre ellos y que son verdaderamente bendecidos.


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¿Qué otros pasajes podrías usar para aconsejar a María? ¿Cómo los usarías?

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