"Dios nos consuela en todas nuestras aflicciones." (2 Corintios 1:3-8)
Esta es una verdad para todos los creyentes en todo tiempo. Sin embargo, el contexto de vida en la cual el apóstol escribió originalmente estas eternas palabras fue durante el sufrimiento de un fiel, aunque muy imperfecto, Ministerio del Evangelio. En otras palabras, era en medio de las pruebas del ministerio que Pablo escribió tan reconfortante promesa sobre el interminable amor y cuidado de Dios. Cuenta el contexto: "pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida." (2 Corintios 1:8).
El comprender que Pablo vivió en medio de una intensa guerra espiritual (Satanás odia con pasión todos los que predican el Evangelio), puede ayudarnos a entender mejor cómo él y sus compañeros necesitaban desesperadamente de la esperanza bíblica — una necesidad que cada creyente que ama el Evangelio tiene en ciertos momentos de su vida.
Mientras meditaba en 2 Corintios 1: 8-11, me encontré haciendo dos preguntas: ¿A qué se refiere el apóstol cuando dice de sus compañeros y él mismo, "perdimos la esperanza de conservar la vida"? Y ¿cuál es el propósito de Dios en: "fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas"? Antes de intentar responder a esas preguntas, vamos a repasar el pasaje completo:
"Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos." 2 Corintios 1:8-11
¿Qué significa ser abrumado en sobremanera, más allá de nuestras fuerzas?
En el versículo 8, el apóstol habla de sus aflicciones, que eran "abrumadoras en sobremanera más allá de (sus) fuerzas." Estas cargas insoportables condujeron a estos hombres a un estado de profunda desesperación y, en consecuencia, la necesidad de salvación divina. De estas aflicciones, escribe Kistemaker:
“No es impensable el pensar que Pablo había sido arrastrado a varias sinagogas locales a juicio antes que ante los tribunales judíos. Los castigos que recibió fueron los comunes y “prescritos”, treinta y nueve latigazos. Él revela, «De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. » (2 Corintios 11:24). Estas flagelaciones podían ser peligrosas cuando se administraban con severidad, especialmente si fueron repetidamente y con sucesión cercana. Además, por parte de las autoridades romanas Pablo dice: «Tres veces he sido azotado con varas» (2 Corintios 11:25)... La feroz oposición que Pablo tuvo que soportar de los adversarios judíos continuó siendo una amenaza persistente hacia su vida... el peligro que Pablo corría era tan grande que él lo describe como una carga muy pesada que era incapaz de soportar físicamente. Más que eso, espiritualmente él carecía de la fuerza necesaria y entró en un estado de desesperanza (en contraste con versículo 2 Corintios 4:8). Él esperaba el final de su vida terrenal a menos que Dios mismo interviniera y, por así decirlo, lo trajera de vuelta de los muertos."
“Perdimos la esperanza de conservar la vida " significa, por lo tanto, estar completamente agobiados y sin fuerza y en consecuencia sucumbir a la aflicción (la circunstancia no importa ultimadamente) cuando solo se puede ver la muerte como el único desenlace posible. Estar en medio de la desesperanza significa no tener salida; es decir, tanto mental y emocionalmente estar sin esperanza, no tener ayuda a la vista, y contemplar la muerte como si pareciera inevitable.
Aunque parece que las aflicciones que el apóstol se refiere en el texto, tienen razón de ser, hay otros momentos del sufrimiento hasta el punto de desesperación, en los cuales no se puede señalar tan exactamente la «fuente». La desesperación, un nivel atroz de desaliento, es más común de lo que podemos darnos cuenta para aquellos que dedican su vida al Ministerio del Evangelio.
Personajes bíblicos que lucharon contra el profundo desaliento y la desesperación incluyen a David, Ana, Elías y Pablo. Y antes de que se concluya que la desesperanza hasta la muerte es en sí misma un pecado, o que este sólo, siempre, es a causa del pecado, hay que recordar que Jesús experimentó dolor hasta la muerte (Mateo 26:38). Su experiencia solo debe frenar las ruedas celosas de nuestro juicio mental. Algunos personajes post- bíblicos bien conocidos, ministros del evangelio, también experimentaron profunda desesperanza; Charles Spurgeon, Martyn-Lloyd Jones y David Brainerd son algunos pocos ejemplos. Debemos aceptar que hay algunas partes de nuestra naturaleza caída que nunca entenderemos. Sólo el Dios de la Providencia sabe completamente lo que Él quiere lograr para su gloria a través de nuestro sufrimiento.
La desesperación, un nivel atroz de desaliento, es más común de lo que podemos darnos cuenta para aquellos que dedican su vida al Ministerio del Evangelio.
¿Cuál es el propósito de la sentencia de muerte?
La carga de sufrimiento del apóstol era tan pesada que él realmente se sentía como si había sido pronunciada una sentencia de muerte contra él. Pero este peso no fue sin propósito. La abrumadora sensación de muerte inminente fue "para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos " (2 Corintios 1:9).
¡Ahí está! Dios, en su gracia, orquesta el sufrimiento de sus siervos con el propósito de despojarlos de su dependencia en sí mismos, y el orgullo que alimenta a muchos otros pecados y obstaculiza nuestra utilidad. En el caso del Apóstol y sus amigos, la liberación física de amenazas de muerte reales, fue proporcionada por Dios. Pero incluso si no había sido así, esto hubiera seguido siendo su esperanza. ¿Por qué? Su testimonio sigue siendo, "el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;" (2 Corintios 1:10).
El único fundamento de la esperanza
La esperanza nos libra de las aflicciones que amenazan con arrancar la vida misma de nosotros, porque está fundada y cimentada en la única fuente segura: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31). Es la promesa de la salvación definitiva en Jesús que dio aliento de vida a los apóstoles durante el sufrimiento, para que pudiera continuar aun en situaciones que no tuvieran explicación ni solución humana.
Creer, verdaderamente creerle a Dios y que Dios está con nosotros, no contra nosotros, consuela a nuestras almas preocupadas y temerosas. Renueva nuestra fuerza, propósito y deseo de vivir aun cuando la desesperanza se vive tan profundamente que se siente como si una sentencia de muerte se hubiera pronunciado contra nosotros. El poner nuestra esperanza en Dios solo y únicamente; no la disminución del dolor o la mejora de las circunstancias es el único remedio para el dolor de la desesperanza. Cuando hemos aprendido a predicarnos constantemente a nosotros mismos esta verdad, entonces seremos equipados para aconsejar a otros a través de las pruebas que nos dejan “abrumados (en) sobremanera más allá de nuestras fuerzas”.
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En tu vida, ¿cómo ha Dios utilizado esos tiempos cuando sentías una pena abrumadora en sobremanera, más allá de tus fuerzas?
El Dr. Paul Tautges ha estado en el ministerio del evangelio durante 25 años y actualmente se desempeña como pastor de Cornerstone Community Church en Cleveland, Ohio.
Traducido por: Priscila Acuña