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Cinco maneras de abordar la ansiedad del sueño.


Dormir es un buen regalo de nuestro Dios bondadoso. También es un diario recordatorio de nuestra condición. Somos seres creados que requieren la recarga regular del sueño. Nuestra necesidad de dormir nos humilla. No tenemos energía infinita. Dios implantó en nuestro diseño corporal este recordatorio de que dependemos de Él para sostenernos. Verdaderamente, " Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus amados." (Sal. 127:2 NTV). Y, sin embargo, este regalo de sueño no viene con una promesa de cantidad o calidad.


Las dificultades para dormir pueden provenir de cosas que no podemos controlar completamente como el dolor crónico, problemas hormonales, los niños pequeños y los horarios de trabajo difíciles (por ejemplo, el trabajo por turnos). El sueño también puede ser interrumpido debido a razones más sutiles como la forma en que manejamos el estrés, culpa no resuelta, o la forma habitual con la que interactuamos con el Señor.


Debemos tener un plan práctico para renovar nuestra mente justo antes de acostarnos.

Listas prácticas de consejos y trucos para dormir mejor abundan. Podríamos invertir en cobijas con peso, cortinas opacas, máquinas de ruido y mejores colchones. Podemos ir al médico por medicamentos o suplementos. Podemos pasar tiempo al aire libre, al sol o haciendo ejercicio vigorosamente, o eliminar la cafeína y el azúcar y la luz azul antes de acostarnos. ¡Y todo eso puede ayudar! Pero ¿qué pasa cuando hemos hecho todo lo que podemos hacer y, sin embargo, un sueño profundo y de calidad nos sigue eludiendo? ¿Cómo respondemos cuando queremos desesperadamente dormir, pero no podemos? Ya sea que nos despertemos en medio de la noche o nos despertemos inquietos y giremos por horas en la cama antes de que suene la alarma, nuestros intentos de proveernos de un buen periodo de sueño solo demuestra nuestra incapacidad para producir esta comodidad que anhelamos.


Nuestra actitud hacia el sueño revela nuestro corazón y brinda una oportunidad diaria para confiar en Dios. ¿Qué podemos aprender acerca de nuestro corazón y cómo podemos abordar la ansiedad que a menudo provoca el insomnio?


A lo largo del día

1. Confesar la idolatría a dormir. La ansiedad es a menudo una señal de que un buen deseo se ha vuelto demasiado importante. ¿Una cierta cantidad de sueño se ha convertido en una demanda? ¿Es más importante para ti dormir que conocer a Dios y llegar a ser como Jesús? Si Dios decide usar la falta de sueño para profundizar tu comunión con Él, ¿aceptarías la incomodidad de la fatiga para disfrutar del tesoro que es tu Salvador? Es bueno desear y disfrutar de un sueño reparador. Pero ¿será que tu corazón ansioso revela que temes demasiado perder este descanso? Dios los invita a confesar esta sutil idolatría y arrepentirse de la forma en las que confías más en este don (del sueño) que en su Dador.


El sueño nos recuerda que un día entraremos plenamente en el reposo que Dios proveerá.

Si reconoces esta idolatría en tu corazón, ora y presenta tus deseos al Señor. Esta oración podría sonar algo así: "Señor, dormir es un buen regalo. Deseo dormir bien esta noche, y te pido este buen regalo. Pero si decides retener la cantidad o calidad de sueño que prefiero, confiaré en ti. Eres bueno, y sabes mejor cómo santificarme. Quiero que seas glorificado, incluso si eso viene a través de la debilidad de la fatiga. Ya sea que me regales el sueño o no, te alabaré. Proporciona ya sea descanso o la resistencia para hacer frente a las responsabilidades del día con menos horas de sueño".


2. Lidiar con la culpa. Una conciencia culpable es un compañero de cama terrible. Arrepiéntete rápidamente cuando el Espíritu Santo te exhorte por el pecado. Ocultar tu pecado de Dios conduce a la miseria (Sal. 32). Hay dos grandes áreas en las que la culpa se arrastra para interrumpir nuestro sueño. El primero es el pecado interpersonal. El conflicto relacional no resuelto se filtra en nuestra alma, mientras nuestra mente busca continuamente una solución. La Palabra de Dios tiene la instrucción que necesitamos: busca el perdón por cualquier palabra dura y en enojo que hayas dicho. Busca la paz y la santidad a medida que interactúas con los demás y decide restaurar rápidamente la relación. Asegúrate de perdonar a los demás por su pecado contra ti, recordando la bendita manera en la que Dios te ha perdonado. La segunda área es el entretenimiento. ¿Ves programas de televisión o lees libros que causan culpa de bajo grado (puedes justificarlos fácilmente, pero sabes que no te ayudan a amar a Dios)? ¿Estos programas llenan tu mente con líneas argumentales e imágenes que dificultan recostarte y descansar?


Ocultar tu pecado de Dios conduce a la miseria.

3. Cumplir con las responsabilidades diarias y manejar la presión bíblicamente. Es difícil dormir cuando tu conciencia te está acusando de todas las cosas que no hiciste durante el día. A medida que busques la ayuda de Dios para concentrarte en tus responsabilidades y completarlas, es posible que te resulte más fácil descansar. El sueño nos recuerda que un día entraremos plenamente en el reposo que Dios proveerá. La obediencia es una manera clave de entrar en ese reposo (véase Heb. 4:9-11).


Antes de acostarse

4. Practique una buena rutina de limpieza antes dormir. Una rutina de limpieza antes de dormir es otra forma de decir que debemos tener un plan práctico para renovar nuestra mente justo antes de acostarnos. Esto incluye los pasos anteriores: arrepentirse de hacer del sueño un ídolo, lidiar con la culpa, confesar irresponsabilidad y desobediencia, desconectarse de las pantallas. Pero debes dar un paso más, llenando tus pensamientos de Dios: saborea el perdón de Dios y Su gracia anunciadas por medio el Evangelio. Memoriza versículos que llenan tu corazón con el carácter de Dios. Medita en las maneras en que el Evangelio ha sido particularmente valioso para ti hoy día.


Una conciencia culpable es un compañero de cama terrible.


Durante la noche

5. Descansa en la soberanía de Dios. Deberías hacer esto durante todo el día también, pero es especialmente importante pensar en la bondad, el poder y la sabiduría de tu Rey en la noche. Si hay una preocupación persistente que perturba tu corazón, alimenta tu fe con las promesas de Dios (Sal. 3:5, 4:8; Is. 41:10). Alaba y da gracias a Dios. Ve este tiempo de insomnio como una oportunidad llena de gracia para alabar a Dios por Su bondad y presencia en tu vida (Sal. 119:148). Recuerda que perteneces al único Dios verdadero que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Ef. 1:11 RVR1960).


Nuestra actitud hacia el sueño revela nuestro corazón y brinda una oportunidad diaria para confiar en Dios.

Dios nos dará el sueño que determine que es mejor para nosotros para llegar a ser como Jesús y cumplir Sus propósitos para Su gloria. Podemos someterle nuestros deseos y aprender a descansar en Su cuidado, ya sea que durmamos o no.


Preguntas para la reflexión

¿Qué medidas puedes tomar para incorporar un buen hábito de limpieza en tu rutina para acostarte? ¿Cómo puede cambiar tu perspectiva sobre el sueño para ayudarte a responder de manera diferente?

Andrea Lee vive en Atlanta, Georgia con su esposo desde hace 11 años. Ella sirve a mujeres en la iglesia y la comunidad como consejera bíblica.



Traducido por: Priscila Acuña

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