El reconocimiento de que hay formas de arrepentimiento saludables y no saludables es tanto de sentido común como bíblico (2 Corintios 7:8-13). En esto todos están de acuerdo. La dificultad está en discernir el arrepentimiento no sincero. La gente madura y que tiene discernimiento pueden ser testigos de la misma conversación y alejarse con impresiones diferentes acerca de si una expresión de remordimiento representa un arrepentimiento genuino, tristeza por haber sido descubierto, o una táctica para ganar ventaja relacional.
En esta publicación espero lograr dos cosas. Primero voy a intentar clarificar dos percepciones erróneas comunes acerca de la manipulación. Segundo, voy a discutir una serie de frases comúnmente usadas en el arrepentimiento que pueden ser banderas rojas de que el remordimiento expresado no conducirá a una restauración relacional saludable.
Percepción errónea #1: La manipulación es acerca del motivo (por qué si o por qué no algo se hace) más que el método (lo que se dice o hace). No hay manera de hacer una lista de “frases manipulativas” cada frase mencionada abajo tiene un contexto en el cual puede ser legítimo y apropiado. La manipulación es acerca del motivo (resistencia al cambio, minimizar responsabilidad, culpar a otros, etc.) y es más efectivo (en el sentido negativo de la “efectividad”) cuando la frase/acción utilizada, parece legitima. Por lo tanto, la explicación después de cada frase de abajo será importante entenderla. Si la descripción de cómo cada frase puede ser una parte del arrepentimiento manipulativo no se ajusta a un uso dado de esa frase, no debe ser considerada manipulativa.
Percepción errónea #2: La manipulación no requiere “malicia de antemano” o “astucia intelectual”. De mi experiencia en consejería, la mayoría de las personas que utilizan el remordimiento para ganar ventaja o evadir responsabilidad no están dándose cuenta, en el momento, de lo que están haciendo. Ellos solo quieren escapar la incomodidad del momento. Este deseo impulsivo (es decir, escapar) modifica la manera en que ellos definen las palabras y plantean preguntas. En realidad, eso es lo que es manipulación: definir palabras y plantear preguntas (Verbalmente o expresiones emocionales) de tal manera que hace que una respuesta apropiada de la otra persona parezca egoísta, mala o irrazonable.
“Yo sé que no soy perfecto”
En otras palabras: “sus expectativas de que yo responda decentemente son irrazonables. Me estás sujetando a un estándar perfeccionista. Para evitar ser confrontado por ti, yo tendría que ser perfecto. Tú deberías sentirte mal por ser crítico y duro, en lugar de pedirme que busque restauración por lo que hice.”
“Nunca he pretendido ser alguien que no soy.”
En otras palabras: “Tú sabías quien era yo cuando comenzamos esta relación, entonces estas siendo injusto al esperar que yo sea decente.” Este patrón de pensamiento confunde genuinidad con rectitud; autenticidad con santidad. Según esta norma la gente podría ser consecuentemente perjudicial, y todavía seríamos culpables por su pecado porque elegimos estar en una relación con ellos.
“Estás trayendo cosas del pasado.”
En otras palabras: “Nosotros sólo podemos hablar de eventos, no de patrones de comportamiento.” A menudo se llega a este callejón sin salida cuando el individuo arrepentido no está dispuesto a ver que el evento (por ejemplo: intoxicación o contienda) era parte de un patrón más amplio (es decir, adicción o hablar abusivo). Si hay un patrón de comportamiento y este patrón no se reconoce, entonces el nivel de esfuerzo hacia el cambio va a ser inadecuado para producir el cambio necesario.
“Tú sabes que no soy el tipo de persona que haría eso… eso no es lo que quise decir.”
En otras palabras: “Tu interpretación de mí no es una representación de la realidad. Mi percepción propia e intenciones son más verdaderas que tu experiencia conmigo.” Estas frases dejan a la persona en necesidad de arrepentimiento a cargo de definir el evento por el cual se busca el perdón. La intención/auto-percepción del pecador está siendo impuesta como el límite sobre el dolor de contra quien se ha pecado. El resultado es que la persona ofendida tiene menos voz en describir su dolor. El ofensor continúa a cargo de la narrativa.
“Yo dije que lo sentía. ¿Qué más quieres de mí? ¿Qué más puedo hacer?”
En otras palabras: “si algo más que mis palabras (es decir “lo siento”) es requerido en respuesta a mis acciones, entonces no me estás perdonando, estás siendo malo, débil o súper-emocional.” También, esta respuesta implica que una excusa debe ser satisfecha con un sentido inmediato de confianza y ecuanimidad en la relación. Cualquier sentimiento prolongado de desconfianza por la persona ofendida es entonces etiquetado como una forma irrazonable e impía de castigo.
Más usos de pronombres en primera persona (yo, mí, mío), que pronombres en segunda persona (tú, tuyo).
Mientras que esta no es una frase específica, el uso excesivo de pronombres egocéntricos quizás revele que la persona arrepentida se está enfocando en su experiencia personal de la ofensa más que el impacto causado en la persona que fue ofendida o lastimada. De esta manera, la persona arrepentida continúa siendo el personaje principal en su arrepentimiento tanto como lo fue en su pecado.
Nota: Los pronombres en primera persona deben ser usados en la parte activa/ de propiedad en el arrepentimiento. Sin embargo, en la descripción del impacto y las consecuencias de nuestro pecado, el arrepentimiento saludable se enfoca más en la perturbación causada en la vida de la otra persona.
“Hay mucha gente/parejas que la están pasando peor que tú/nosotros.”
En otras palabras: “Deberías sentirte mal por quejarte cuando la situación no era tan mala como pudiera haber sido.” Esto es igual a “Podría ser peor” con “no lo suficiente mala para mencionar.” También presenta el sufrimiento como un deporte competitivo donde sólo aquellos que sufren lo peor merecen simpatía por su aflicción.
Esta frase a menudo viene hacia el final de una conversación de arrepentimiento no saludable. Temprano en la conversación la persona arrepentida minimiza o culpa a otros. Cuando la parte ofendida trata de clarificar el grado de dolor, es visto como exageración. Esta percepción de exageración lleva a la persona a usar la lógica de “Esta situación no es tan mala como [una situación más exagerada].”
“Prometo que voy a mejorar (sin estar de acuerdo acerca del problema o ejemplos concretos)”
En otras palabras: “A pesar de que minimice y estoy en desacuerdo contigo acerca del pasado y presente, debes confiar cuando digo “mejorar” acerca del futuro”. Los compromisos al cambio no son malos, aunque estos compromisos suelen tener más humildad que una promesa absoluta. Sin embargo, cuando los compromisos a ser “mejor” se hacen durante un desacuerdo acerca de la naturaleza de la ofensa, estos compromisos se convierten en una manera de cerrar la comunicación: “Si no aceptas mi compromiso, estás siendo malo, no estás perdonando o estás siendo irrazonable.”
Conclusión
Recuerde que la mayoría de las expresiones de manipulación son sin intención (esto no reduce la culpabilidad). Muchas personas no están capacitadas para la comunicación difícil y se vuelven indebidamente moldeadas por sus propios intereses cuando deberían apropiarse de su pecado. Frecuentemente he encontrado que cuando un consejero sabe articular la dinámica malsana que existe en un intento por arrepentirse, la persona ofensiva puede ver la limitación de su intento de reconciliación. Usualmente (si es en consejería matrimonial) la pareja dirá, “Hacemos esto mucho, sabíamos que no estaba funcionando pero no pudimos entender por qué”. Esto conduce a una conversación fructífera de por qué sus esfuerzos pasados para resolver el conflicto a través del proceso bíblico de arrepentimiento y perdón han sido un fracaso (o solamente efectivos intermitentemente).
En otros casos, donde el esposo ofendido está más comprometido con centrarse en sí mismo, estas explicaciones son rechazadas como irrazonables. En estos casos, ayudar al individuo/cónyuge ofendido a permanecer abierto a la posibilidad de una relación más plenamente restaurada sin aceptar el estilo manipulador de comunicación se convierte en el centro de la consejería.
ESCRITO POR: BRAD HAMBRICK / TRADUCIDO POR: MARTHA VELAZQUEZ
Muy interesante. Incluso me hace analizarme a mi mismo en situaciones que he pedido ayuda o me he arrepentido de mis propios pecados y quise justificarme o minimizarlos de esta manera. Me hace estar atento a no auto engañarme la proxima vez y buscar un arrepentimiento genuino.