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Adolescentes: Disciplina vs. Castigo


Los problemas de comportamiento son problemas del corazón

A menudo los padres quieren que yo cambie el comportamiento de sus hijos. Por eso me los traen a consejería. Ellos les están volviendo locos con sus berrinches y rebeldía. Están necesitados, buscan llamar la atención y no quiere confiar en Dios. Los padres por su parte han agotado su ingenio, después de haber intentado todas las formas de castigo que se les pudo ocurrir, y aun así, no hay cambio.


Están desesperados por ayuda, y asumen que yo, como consejera, soy capaz de decirles las cosas correctas a sus hijos que les hará confiar en Dios y cambiar su comportamiento. Creen que mi papel es respaldarles como padres y acumular más expectativas de mejorar el comportamiento. Quieren que convenza a sus hijos para que firmen su contrato de comportamiento diseñado para traer paz al hogar.


No puedo ayudarles con nada de eso.


Lo que puedo hacer, y lo que estoy comprometida a hacer como consejera bíblica, es apuntar a sus hijos hacia Jesús. Sí, hablaremos de algunos cambios prácticos y de comportamiento que pueden ser necesarios, pero la mayor parte de nuestro tiempo se pasará hablando de cómo Dios los ama. Discutiremos a fondo el evangelio y cuál es su relación personal con el Salvador. Luego hablaremos sobre cómo aplicar el evangelio a sus luchas. No aplicaremos el evangelio a sus comportamientos, sino a su corazón, enfocándonos en su vida de pensamiento, sistema de creencias y deseos.


Como consejeros estamos comprometidos a apuntar a los adolescentes hacia Jesús.

A medida que sus pensamientos, sus creencias y sus deseos se alineen con la Palabra de Dios y el evangelio, sólo entonces verán probablemente algunos cambios de comportamiento. Ellos no cambiarán de voluntad, ni de deseo por complacerles. Ellos no cambiarán porque les he dicho todas las cosas correctamente. Ellos no cambiarán debido a la amenaza de castigo por no cumplir un contrato de comportamiento. Ellos cambiarán por la obra de Dios en sus corazones.


El castigo no cambia corazones

Padres, este tipo de cambio de corazón toma tiempo, y se necesita de tierno cuidado. Debe haber consecuencias por el mal comportamiento, así como Dios disciplina a sus hijos, pero tenga en cuenta esta verdad: el castigo no traerá cambios en el corazón. ¿Disciplina? Sí. ¿Castigo? No. Un enfoque en el castigo penaliza al niño como un tipo de "devolución" por una ofensa. La disciplina aplica consecuencias apropiadas para alentarles a tomar mejores decisiones en el futuro, pues las consecuencias son instructivas. El castigo sanciona una forma de dolor sin instrucción. Considere los siguientes versos:


"Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en disciplina y amonestación del Señor." (Efesios 6:4)


"Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma."(Proverbios 29:17).


Nadie es castigado en el reino de Dios, y nadie es santificado nunca con castigo. Esto sería contrario al evangelio porque Jesús llevó el castigo que merecíamos. Ustedes no pueden exigir que sus hijos confíen en Dios, ni deben castigarlos si no lo hacen. Sus corazones no les pertenecen, son de Dios, y Él llegará a sus hijos como Él crea conveniente. Juntos, podemos señalar a los adolescentes a la Palabra de Dios para mostrarles cómo tener una relación personal con Jesús, mientras los atrae hacia sí, sólo entonces podrán tener un corazón verdaderamente cambiado. Sólo un corazón verdaderamente cambiado dará lugar a cambios de comportamientos.


No aplicaremos el evangelio a sus comportamientos, sino a su corazón, enfocándonos en su vida de pensamiento, sistema de creencias y deseos.

Debemos ofrecerle a sus hijos el evangelio, comenzando por evangelizarlos si no son creyentes. Muchos padres cometen el error de creer que sus hijos adolescentes son cristianos sólo porque fueron educados en la iglesia, respondieron a un llamado al altar a una edad temprana o fueron bautizados. Cuando traiga a sus hijos adolescentes para aconsejarles, primero evaluaré si pueden articular claramente el evangelio. Si no, procederé con el supuesto de que no son creyentes, y no inversamente, hasta que se arrepientan y crean. El cambio del corazón no ocurrirá sólo teniendo en cuenta las medidas de castigo adoptadas por su mala conducta.


Los adolescentes cambiarán sólo por la obra de Dios en sus corazones.

Discipulen a su adolescente

Si su adolescente es cristiano, hay muchas cosas prácticas que puede hacer para ayudarle en su santificación. Mientras ustedes sean fieles es su paternidad bíblica, y mientras Dios continúa cambiando el corazón de su adolescente, es más probable que vea algunos de los cambios de comportamiento que ha estado anhelando. Aquí hay algunas ideas prácticas para ayudar en el crecimiento espiritual de sus hijos:

  • Anímelos a asistir a la iglesia y a todo lo que ofrece para su grupo de edad.

  • Anímelos a servir a otros.

  • Anímelos a tener tiempo diario con Dios en Su Palabra y en la oración. Modele esto para ellos.

  • Tengan frecuentes y naturales discusiones sobre Dios, Su Palabra, y el evangelio.

  • Tengas conversaciones y actividades familiares.

  • No los castigue por su falta de crecimiento espiritual. Anímelos cuando vea el progreso. Ofrezca consecuencias conductuales que se ajusten a la situación (disciplina), pero que no sean de castigo.

  • Recuérdeles su nueva identidad en Cristo.

  • Hablen juntos sobre los temas difíciles que afectan a los adolescentes: el sexo, las drogas, etc. No se escandalicen cuando se dan cuenta de que saben más de lo que pensaba (o si se enteran que han experimentado estas cosas).

  • Asistan a la consejería con ellos cuando el consejero lo indique. Quiten el tronco de su propio ojo. Recuerden que ustedes también son pecadores.

  • Busquen su perdón donde les hayan fallado.

  • Interésense en las cosas que les interesan.

  • Pregúntese a cada paso "¿Es esta una batalla que estoy dispuesto a luchar?" Manténgase firme en las batallas que de otro modo comprometerían su bienestar espiritual. Donde sólo hay una diferencia de opinión, déjelo ir.

  • Respondan en lugar de reaccionar. Nada detiene a un adolescente más rápidamente que un padre demasiado reactivo.

  • Mantengan su propia caminata espiritual sana.

  • Mantengan su matrimonio saludable.

  • Presten igual atención a los otros hermanos de la familia.

  • Recuerden que el amor es paciente, amable, tolerante, y que estamos llamados a la serenidad. Esto también se aplica a nuestros hijos.

  • Den pasos el uno al lado del otro. Una vez que su adolescente sea creyente, no sólo será su hijo, sino también un hermano o hermana en Cristo. Hay momentos para alentar y tiempos para amonestar, tal como estamos llamados a hacer con todos los creyentes.

El castigo no traerá cambios en el corazón. ¿Disciplina? Sí. ¿Castigo? No.

Algunos de los comportamientos típicos de sus hijos variarán en el tiempo. Otros tendrán que ser abordados más específicamente desde una perspectiva bíblica. La sabiduría se ofrece a los padres en la Palabra de Dios. No pierdan el corazón de este asunto. ¡Discipular a tus hijos es un privilegio!


"Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él."(Proverbios 22:6).


Preguntas para la Reflexión

Padres: ¿Encuentran que tienden a ser más castigadores que instructivos con sus hijos? Si es así, ¿cómo piensan corregir eso?


Consejeros: ¿Consideran que es útil involucrar a los padres de sus aconsejados adolescentes en el proceso de consejería? ¿Qué otras ideas de discipulado les ofrecerían?


Ellen Castillo es la Directora Ejecutiva y consejera bíblica de los Ministerios Word of Hope en la Costa Central de California. Word of Hope Ministries es un centro de consejería y capacitación bíblica que sirve a las iglesias locales.

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1 則留言


lucistephani
hace 2 días

Es muy gratificante encontrar este tipo de ayuda por este medio, muchas gracias de corazón por su tiempo, es de mucha ayuda a nosotros como padres encontrar orientación cuando perdemos la paciencia con nuestros adolescentes, por el enojo y la ira olvidamos la serenidad q todo padre cristiano debe tener.

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